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Gólgota Picnic. Rodrigo G. Entrevista PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Sábado, 08 de Enero de 2011 14:56

GÓLGOTA PICNIC

LA HUMANIDAD DESNUDA Y DOLIENTE DE CRISTO

   JOSEPH HAYDN             CRISTO (BENVENUTO CELLINI)                             MARINO FORMENTI


Son muchas las creaciones dramatúrgicas de Rodrigo García. Todo comenzó en 1989 y quedó ligado a La Carnicería Teatro. Ninguno de sus espectáculos deja indiferente. Su carrera teatral se ha alargado hacia el extranjero y su nombre es bien conocido por aquellos lugares. A las creaciones teatrales hay que añadir su trabajo en instalaciones y en Escenografías. Philippe Macasdar – director del Théâtre de Saint-Gervais de ginebra – traza un retrato de Rodrigo:

 FOTO: DAVID RUANO
  • Avanza sobre el campo minado del mundo, lo imita, lo pone a prueba, en tela de juego, lo exaspera hasta derrumbarlo sobre el del teatro. De tal salpicar peligroso surge un arte frágil e inquieto, de reflexión y de combate. Rechazando la política del avestruz, nos invita a no perder la esperanza en los encantos de la representación. Como prueba de futuras sublevaciones alegres y emancipadoras. Desde hace unos años, sabe enfrentar el éxito y las sirenas de la fama mercantil. Irreductible a la moda que lo rodea y lo alaba para mejor denigrarlo después de que pasó la ola, supo frenar la espiral de una producción exponencial y privilegiar la artesanía de un proceso de creación ahondando siempre más profundo.

UNA ASIGNATURA PENDIENTE
 

Llega por vez primera al Centro Dramático Nacional de Madrid. Para Gerardo Vera, director del Centro, Rodrigo García 

  • Era una asignatura pendiente. Ha trabajado en muchos Centros Nacionales de todo el mundo. Yo lo he llamado como director de un Teatro Público, que quería oír su texto, sus músicas. Gólgota Picnic es un texto que al subirlo al escenario de un teatro público, no suena a nada de lo que se ha visto aquí. Es como entrar en el túnel del tiempo en lo que respecta al teatro independiente: una disciplina descomunal, aquel espíritu del teatro independiente, gente que tiene pasión por su trabajo y forman una piña en lo que respecta la texto y el espectáculo.

LA DESNUDEZ COMO SOLEDAD Y DESAMPARO

El grupo es La Carnicería Teatro y a él se ha incorporado el pianista Marino Formenti, para interpretar Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz de Joseph Haydn. Una tan austera interpretación que llega a la desnudez física real de Marino, algo que, en principio, podría ser gratuito o provocativo.

  • MARINO FORMENTI
    FOTO: DAVID RUANO
    En absoluto – aclara Marino, “crack” como pianista en los teatros de Londres y Nueva York - , pues aquí se dan dos experiencias: la musical y la teatral, que, en realidad, son una misma cosa. La experiencia musical sola, como pianista, es algo nuevo y profundo. Cuando tocas el piano como solista estás desnudo. La diferencia para mí tocar con vestuario o sin él no cambia nada, pues hay tantos problemas en el piano que olvidas lo que llevas puesto. No se es consciente de estar desnudo. Musicalmente no cambia nada. Cuando tocasen el ensayo, no tienes tanta fuerza como durante la representación. Rodrigo me dijo que me desnudara y me pareció bien.

Al tema de la desnudez sale al paso el propio Rodrigo: 

  • Un pianista desnudo podría parecer algo efectista. Si interpretara a Beethoven no se le pediría, pero con Haydyn sí, por esa austeridad y desnudez que representa  su Cristo. En realidad no lo había pensado. Fue algo que surgió en un ensayo. “Te importa desnudarte”, le pregunté. “Lo vemos". A veces estas ideas se prueban y se ve que no agrega nada. Pero es el mismo proceso con los actores. Habíamos hablado de la música de Haydn de su espiritualidad. Vino el quitarse la ropa y durante esos 50 minutos que dura la obra musical, ves cómo evoluciona la música y el propio cuerpo de Marino, pues parece un animal sobre el piano o dos animales: el piano y él.

FOTO: DAVID RUANO

Marino vuelve a confirmar que 

  • Hay una relación entre Haydn y el trabajo de Rodrigo en cuanto a la idea de desnudez. Cuando ves que esto es así, estás en escena y tienes problemas como puede ser la vergüenza, tienes que cambiar de trabajo. Si se lee el texto y se mira la historia de la iconografía religiosa a lo largo de la historia. Se pasa de la Madonna como Ikono oriental hacia las nuevas modas como pueden ser las mujeres del Renacimiento. Lo mismo sucede con la música con respecto a las visiones de Cristo. El Cristo de Haydn no es el Cristo de la gran tradición barroca. No necesita como sucede en las pasiones de Bach, un narrador, cuatros solistas, dos coros, dos orquestas y un coro de niños para ser alabado y adorado, Rey del Mundo, una persona sufriente pero mítica. En Haydn es tan cercano, un cuerpo humano solidario y dolorido, con un piano como ataúd. Es un Cristo ya desnudo. Puedes oler sus heridas, sentir su proximidad, su humanidad y en la versión de piano queda más reducido que en la versión de orquesta.
CRISTO EN LA CRUZ
PINTOR: LEVIS CORINTH

De Haydn hay cuatro versiones: para orquesta de cuerda, para piano, para orquesta sinfónica y otra que Marino califica de “Holliwoodiense”, con coros. De todas ellas las dos favoritas de Haydn son la de cuerda y la de piano, según confiesa en una carta a su editor Artaria. 

  • Yo soy un músico y no un escritor – precisa Marino -, pero al leer el texto de Rodrigo puede comprobar que no se trata de una provocación. Aunque, al menos en Italia, se habla que el cristiano debe dar escándalo”(clikear)y ello basado en el Evangelio. Cristo doliente y humano resucita en esta obra. El Cristo de Haydn con sus silencios, sus suspiros, sus heridas, sus uñas, sus cantinelas, sus disonancias, sus explosiones de bondad, sus arrebatos de optimismo, sus sordas explosiones de ira, sus inocentes recuerdos de la infancia, sus vuelos al cielo, este Cristo es un hombre real de carne y hueso. En la música de Haydn no encontramos lo que Jesús dijo, sino lo que Jesús no dijo. No suspira por nosotros, no nos muestra sus heridas, sus sueños no son revelados, sus explosiones de  bondad son sólo para  sí mismos, sus cantinelas son mudas y, por tanto, presentes. Si el Cristo de Haydn es un hombre real, el Cristo de Rodrigo García es ciertamente su continuación ideal. En el texto crítico de Rodrigo, la encarnación de Jesús, el paso de Dios a hombre real es ahora definitivamente consummatum, quizá se ha realizado la transformación mítica anunciada por el Antiguo Testamento y se ha consumado y transmitido de un artista a otro a través de los siglos.
 
FOTO: DAVID RUANO

La elección de la partitura de piano no estaba considerada al principio. Según Rodrigo: 

  • En principio había optado por la orquesta de cámara, ya que existen muchas grabaciones no así de piano. Además pensaba que usar la de piano podría resultar muy pobre. La música está llena de silencios, de pausas, con pequeños gestos, es la música más extremadamente no dramática, escrita en una época en que se buscaba el drama. Una antimúsica que renuncia al entretenimiento que una sociedad burguesa demanda a su héroes musicales: efectos sorprendentes, alto nivel de entretenimiento, gestos tomados de la ópera, sobre todo los divertidos provenientes de la opera buffa. Ésta es una inmensa obra musical compuesta por movimientos exclusivamente lentos y completamente orientada hacia  su propia interioridad. Parece estar en constante y radical diálogo consigo misma.

DE LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE CRISTO A
UN DICURSO MÁS AMPLIO 

El título de Haydn  Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz o el del texto: Gólgota, son expresiones acuñadas que se restringen al momento de Cristo en la Cruz y que en el siglo XX – hoy mucho menos – constituían un recorrido oratorio devoto y meditativo como el Sermón de las Siete palabras el día de Viernes Santo. Rodrigo García que, en un principio, pensó basarse en ese núcleo: 

FOTO: DAVID RUANO
  • En principio la siete últimas palabras me dieron la estructura teatral y con ello comencé a escribir, pero fue  un error y me dirigí hacia otro lado. Algo más de conjunto. El tema de la Biblia siempre me ha interesado. Yo fui a un colegio de curas y la odiaba. Al hacerme mayor vi en la Biblia una literatura de fábula, bellísima, con mucha imaginación de demonios, ángeles, arcángeles, cielos y luego estaba el lado ético. Uno de los libros que más me gusta es el Eclesiastés y ya en la Sala Cuarta Pared , hace unos quince años, había hecho algo con sus textos. Después está el personaje de Cristo que tiene un intento de llevar la doctrina del amor a la Sociedad, en la cual es muy difícil vivir juntos en paz y que está continuamente en guerra.

GÓLGOTA PICNIC A PARTIR DE UNA MENTIRA

Gólgota Picnic, según confiesa Rodrigo García, no era, prácticamente, nada cuando Gerardo Vera lo llamó para estrenar en el Teatro María Guerrero. 

  • Gerardo me llamó y comenzamos a charlar. Yo no lo tenía muy claro. Sólo una muy ligera idea. Después en el Festival de Italia me encontré con Marino, a través de un amigo común. En un trayecto de un taxi hablamos de Haydn, para matar el tiempo y hablar de algo. A Gerardo le dije: “Si ya está el proyecto”, era mentira. Lo único que tenía era la energía para hacerlo. Acepté porque el CDN me ofrecía la misma manera de producir a lo que estaba habituado en La Carnicería: el texto no está, la escenografía no está, el reparto no está. Por eso tengo que agradecer la confianza que tuvieron en mí, aunque se trataba de una confianza mutua. Se enfrentaba un organismo hecho del CDN y nosotros con una manera muy distinta de trabajar. Lo que sí surgen ideas y viene un proceso de sedimentación, que, más tarde, al escribir sale, aunque el texto se organice de otra manera.

Cuando se levante el telón Gólgota Picnic ya estará terminado, aunque Rodrigo matiza: 

  • Las obras no existen hasta que no llegan al público. Por nuestra parte las transformaciones que surgen tras el estreno, nunca son de estructura en lo que respecta de quitar o poner cosas. Sólo hay cambios en cuanto a la profundidad y hondura, lo cual se descubre a medida que se va haciendo.

LA CONSTRUCCIÓN DEL TEXTO: FUE UN LÍO

FOTO: DAVID RUANO

Los meses que transcurrieron entre la mentira de la existencia de un espectáculo y el estreno, se resumen en la palabra “lío”, según Rodrigo: 

  • Fue un lío. Después apareció Marino. Me puse a escribir como un loco. Demasiado. Demasiadas acciones que barajé en un local de Almendrales. Me ví en un lío tremendo para darle valor a cada cosa. A veces era ilustrativo con la música y perdía fuerza. Fui más radical cuando se incorporaron los actores. Por lo general trabajo con contradicciones. Me gusta. Se parte del texto centrado en Cristo, luego se despega hacia otros lados. Son asuntos espirituales. La muerte se presenta como hilo conductor, como algo normal y no como un tabú. La muerte como ir a comer el menú del día, no la muerte como el fin del mundo. El fin de nuestra percepción del mundo, nuestro final biológico, no afecta en nada al fin del mundo. Morirse es algo sencillo y no debería tomarse por sorpresa ni apesadumbrar a nadie. En escena hay muchísima vida. Se provoca tensión entre los actores que lucha por vivir. Hay tensión y se muestran temas contemporáneos.  La música es lo único que se asemeja a la divinidad en esta obra. Por eso intento que ocurra poco y nada en escena cuando Marino toca.

LAS SIETE ÚLTIMAS MENTIRAS DE CRISTO


Gólgota Picnic se llamó durante 2 meses Las siete últimas mentiras de Cristo, título llamativo y para algunos de provocación.

FOTO: DAVID RUANO
  • Había que dar el título con dos meses de antelación y por aquel entonces, con el texto a medio escribir,  me pareció bien ese título. Expresaba el mensaje de la obra: las siete últimas mentiras. De todas formas no estaba muy convencido. Aún no existía el picnic del final de la obra. Hablando con Gerardo convinimos en que ese título banalizaba y trivializaba el texto. Tal coincidencia nos decidió a cambiarlo. Barajamos Gólgota Picnic y Gólgota meetting. Por fin nos decidimos por Gólgota Picnic. Fue un acierto porque es un título más evocador. De hecho en la elaboración del texto yo iba consultando con un teólogo, mediante la correspondencia. Cuando le comuniqué el título de Las siete ultimas mentiras de Cristo, me dijo “no me gusta” y yo pensé “pues verás cuando veas la obra”. Me dí cuenta que a partir de entonces iba a ser difícil la colaboración y yo mismo me fui distanciando prudentemente.

LA CARNICERÍA: TRABAJO COMO SIEMPRE
UN CAOS ORGANIZADO

FOTO: DAVID RUANO

El equipo de actores: Gonzalo Cunill, Núria Lloansi, Juan Loriente, Juan Navarro, Jean-Benoît Ugeux, es el habitual de La Carnicería. l llegar a un Teatro Público, puede existir la tentación de buscar una figura de renombre para atraer al público. No ocultan que fue una idea que se les pasó por la cabeza, según Gonzalo Cunill:  

  • Dudamos. A lo mejor quieren a Conchita Velasco

  • La hubiéramos traído – interrumpe Gerardo Vera.

  • En realidad – continúa Gonzalo - , no ha habido ninguna diferencia con respecto a nuestros trabajos anteriores y con el trabajo con Rodrigo. Otra cosa es que no es lo mismo que cuando comenzamos hace 20 años en el Teatro Pradillo. Allí teníamos un presupuesto de 100.000 pesetas y el público lo formaban 10 espectadores. Hubiera sido igual si tuviéramos un invitado especial como actor. Sería la misma forma de trabajar de hace 20 años. Se proponen cosas y se hacen sin pensarlo mucho, porque si lo piensas mucho no lo haces. Rodrigo trabaja cosas en su casa y lastrase al ensayo. Las prueba con los actores. Es una especie de caos organizado. Como actor buscas el modo de hacer lo que te proponen y confíasen que tiene sentido.
 


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande

 

Última actualización el Domingo, 06 de Febrero de 2011 07:34
 
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