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Ciclo Tebano. Reseña 2004. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande.   
Jueves, 08 de Abril de 2010 08:01

Temerario y exitoso experimento
CICLO TEBANO

[2007-03-24]

Manuel Canseco decidió unir todas las tragedias que tenían la familia común y unirlas a lo largo de cuatro horas en los fines de semana. Durante la semana se alternaban de dos en dos.


 

RESEÑA, 2004
NUM. 357, pp. 37

Temerario y exitoso experimento
CICLO TEBANO

Manuel Canseco decidió unir todas las tragedias que tenían la familia común y unirlas a lo largo de cuatro horas en los fines de semana. Durante la semana se alternaban de dos en dos.
Un experimento que parecía un poco una locura, dio buen resultado en cuanto se podía seguir la gran historia de esa saga griega.


Título: Ciclo Tebano (Edipo Rey, Edipo en Colono, Eteocles y Polinices, Antígona).
Vestuario:
Lorenzo Collado.
Espacio sonoro y coros: Miguel Tubia.
Coreografía: Eduardo Ruiz Piña.
Intérpretes: Francisco Hernández (Edipo), Maite Brik (Yocasta), Cristina Juan (Antígona), Cristina Palomo (lsmene), José Maya (Potínices), Javier Carcía (Eteocles), Manuel Brun (Crean te), Ramons Pons (Tiresias/Ayo), Joan Llaneras (Teseo/Pastor), Amaya Curieses (Eurídice), David Sánchez (Hemón/Sacerdote), Antonia Paso (Mensajero), Raquel Berini (Criado), Juan Miguel Ruiz (Mensajero 1).
Dramaturgia, espacio escénico y dirección:
Manuel Canseco.
Estreno en Madrid: Teatro Galileo, 18 – X - 2003.


MAITE BRIK
FRANCISCO HERNÁNDEZ
FOTO: E. DÍEZ



JOAN LLANERAS/ CRISTINA JUAN
FRANCISCO HERNÁNDEZ
FOTO: E DÍEZ
Con toda la familia de Edipo: Yocasta, Antígona, Ismene, Polinices, Eteocles, Tiresias, Creonte, Eurídice, hay que reconocer que uno se arma, por olvido, un pequeño lío y cuando cada obra se representa aislada hay que retrotraer la memoria, porque a excepción de Edipo ciego y Yocasta suicidada, los recuerdos son vagos. Y no digamos cuando confundimos unos y otros con la familia de Electra. Bien, pues una de las virtudes de este Ciclo Tebano íntegro de Manuel Canseco es que las historias se hilvanan muy bien y el «culebrón» Edipo se comprende mucho mejor e incluso nace el interés como sucede con las narraciones por jornadas en las que al final de cada una de ellas se escribe «continuará». Vale la pena el atracón de seis horas para el espectador. Para los actores puede ser una buena paliza, pero lo que siempre se dice: «están acostumbrados».

Hay muchos aciertos. El primero de todos es el haber sabido acondicionar escenográficamente la sala con una geometría espacial de templo griego y a la vez muralla de la ciudad. Un frontal de teatro a la italiana y un pasillo que irrumpe entre los espectadores y llega hasta el extremo opuesto. Rodeándonos, columnas dóricas. La evocación clásica es buena y sin grandes alharacas. El minimalismo es su punto de partida.


FOTO: E. DÍEZ

Otro acierto es la revisión de los textos - están editados y se pueden adquirir en el hall -, ya que ofrecen una versión comprensible y cercana a nuestro lenguaje huyendo de retoricismo s, pero manteniendo el modo de hablar de los trágicos, por encima del costumbrismo. Entre los cuatro textos es protagonista el de Eteocles y Polinices, por lo que tiene de mayor creación literaria. Sófocles olvidó esta historia. Manuel Canseco se ha apropiado la autoría sofocliana y ha construido, bien, una nueva tragedia a partir de Los siete contra Tebas de Esquilo y Las Penicias de Eurípides. Solamente los especialistas podrán encontrar un pero aquí o allá y quitar o poner una coma de más. La sensación es que el mencionado texto no desentona ni en lenguaje ni en estructura de las tres tragedias de Sófocles. Hay una unidad en las cuatro obras, gracias a una dramaturgia unitaria.

Más aciertos. La interpretación en su conjunto consigue huir de la grandielocuencia de otros montajes instalados en espacios abiertos o escenarios de mayor aforo. La cercanía física y casi táctil de los actores con el público logra que el «verbo» se diga más llanamente, sin perder la dignidad de la tragedia.


FOTO: E. DÍEZ
La economía de producción idea el buen aprovechamiento de los trece actores que alternan su personaje, a tenor de la tragedia, con su participación en el coro. A la trouppe griega se adhiere Francisco Hernández como un convincente Edipo. En sus interpretaciones protagonistas hay un buen nivel y sobre todo consiguen que el texto llegue de forma comprensible y creíble. No obstante, en los momentos cumbres del pathos hay una pequeña tendencia a extralimitarse en el lamento. Olvidan que la cercanía del espectador pide un dolor más interiorizado de voz y expresión.

Después está el consabido coro, tan maltratado en sinfín de tragedias griegas y al que creo que pocas veces se le ha encontrado su modo de decir y que solamente logró su engranaje perfecto en la Ópera y en las comedias musicales. Y aquí está el secreto. La melodía musical es la que hace creíble la intervención conjunta de voces. Tal melodía, aunque posiblemente elemental, la poseían lo griegos. En esta ocasión el tratamiento de los coros es desigual. Flojo, sin inspiración y monótono en los dos primeros Edipos y mucho más trabajado a nivel de voz y coreografía en las dos tragedias últimas. En éstas se han incorporado melodías musicales sencillas, o bien se alternan en tríos o en solos al emitir el texto. Los movimientos son más fluidos.

Este coro, a nivel de ubicación espacial, comete ciertos errores. Se han colocado butacas frontales al pasillo. Cuando el coro se sitúa en dicho pasillo tapan totalmente la escena del teatro. O sobran dichas butacas o el coro actúa de otra forma. No se entiende por qué no se han colocado todas las butacas al estilo de una pasarela de modas, aprovechando el pasillo que atraviesa de un extremo a otro.
FOTO: E. DÍEZ

Espectáculo con muchos aciertos posee una virtud más. Imagino que no lo ha pretendido pero posee un carácter pedagógico para el estudiante de literatura: sumergirlo en el género de la tragedia griega y poder contemplar unitariamente la obra trágica de Sófocles. Para el espectador de a pie, esta Tebas edipiana es un espacio de intriga policíaca y de drama familiar. Vamos, un culebrón de lujo y calidad.


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande




GALILEO TEATRO
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Tf: 915910106 -915932310
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Última actualización el Domingo, 02 de Mayo de 2010 06:25
 
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